Revista del exhibidor

De Páginas de cine
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Reseña

La revista se presentó al público el 15 de julio de 1926, con 20 páginas aproximadamente y un formato de cuatro columnas que incluía algunas fotografías. Este formato se mantuvo durante todos los años de aparición, aunque tuvo diversos cambios de tamaño y de número de páginas. La portada, durante los primeros años presentaba una fotografía de alguna película y la publicidad de diversos estudios productores. Más tarde este detalle desaparece porque comienza a publicarse en forma de boletín. No se encuentran en la publicación datos de redacción hasta el año 1949 en que comienza a editarla Antonio Ibarrondo, quien en el año 1966 figura como director propietario.

Sin columnistas fijos, era común que diversas personalidades del mundo de la cinematografía se hicieran cargo de algunas notas de contenido. Entre ellas se destaca durante los primeros años Leopoldo Torres Ríos, quien hizo a través de sus notas un recorrido por los diferentes rubros técnicos necesarios para la realización de una película.

Asimismo se conformó una sección en la que los críticos más destacados de diversos medios gráficos reflexionaron sobre la cinematografía, entre otros estuvieron José B. Cairola de La Razón (Nª 2); José Bustamente y Balliván (Nª 3); Evar Menéndez, director de Martín Fierro (Nª 4); Arturo S. Mom de Atlántida y La Nación (Nª.5); Elías Castelnuovo de Caras y Caretas y La Nación (Nª 6).

Los fines generales de la revista se ven resumidos en el siguiente aviso que se publicó durante los primeros números: “La Revista del exhibidor es un instrumento de utilidad comercial, que debe llegar necesariamente al poder del alquilador porque en sus columnas hallará la forma de orientar sus actividades, conocer las novedades del ambiente y penetrar en los deseos y sistemas de todos los cinematografistas del país; del exhibidor porque será el informante amplio e imparcial del movimiento cinematográfico del mundo; recogiendo cuanta información pueda ser provechosa a sus intereses, y de todos los que estén relacionados con el negocio del film, porque sus columnas serán la guía desinteresada de todos y a todos consagradas.”

Debido a la gran cantidad de años que se publicó la revista es posible realizar una aproximación general por épocas, tomando como eje los hechos fundamentales ocurridos en la cinematografía. Igualmente hay algunos tópicos que se mantienen constantes porque responden a los intereses del gremio editor de la publicación. Entre ellos se destacan la defensa de una competencia leal y honesta entre los exhibidores más importantes, dueños de la mayor cantidad de salas, y los independientes. También el llamamiento al gremio cinematográfico en general para conformar un organismo de defensa ante las decisiones políticas que los perjudican.

A lo largo de toda la publicación también son constantes las notas referidas a la censura. Estas son a veces de denuncia y rechazo, otras de reflexión acerca de los métodos utilizados y de las entidades responsables.

Durante las décadas del veinte y del treinta, quizá la etapa más sustanciosa de la publicación, acompañó los importantes cambios técnicos que repercutieron de manera radical en el desarrollo de la industria del cine. Así en el año 1929, las editoriales y muchas notas de contenido de la revista tratan el tema de la aparición del cine sonoro desde diferentes ópticas, focalizando en la revolución que provocó en la industria, el futuro incierto de su evolución y las consecuencias económicas que traerá aparejado para los empresarios argentinos que deberán adecuar las salas.

El impacto del sonido en la producción nacional, se deja ver ante el estreno de Tango (Luis Moglia Barth, 1933), que según la revista preanuncia un año decisivo para la cinematografía nacional. Con claridad de diagnóstico, plantea que “todo cuanto se había hecho en años anteriores en materia cinematográfica no pasaba de meros tanteos y ensayos”; sin embargo el éxito operado por las películas sonoras demuestra que hay un mercado “dentro de las propias fronteras, para las producciones argentinas. Si los productores no defraudan las esperanzas que dichas películas han logrado despertar en el público, si logran dar satisfacción a sus gustos e inclinaciones, la cinematografía nacional habrá echado en el presente año las bases de su futura grandeza” (Nª 238)

El interés por la producción nacional se deja ver desde los comienzos de la publicación, aunque a veces no deja de criticar la falta de rigor en el trabajo y la poca capacidad organizadora de los productores.

Durante las décadas del cuarenta y del cincuenta los temas principales giraron en torno a los resultados de una industria ya conformada. La principal discusión surgió a raíz de la participación del Estado en el ámbito de la cinematografía y la implantación de impuestos a las entradas y a las salas, así como los decretos de obligatoriedad de exhibición de películas nacionales y de noticiarios.

La publicación se hizo eco de la crisis de la industria nacional y de la lucha cada vez más encarnizada entre los sectores. Rompió con la imparcialidad que bregaba en sus comienzos y se refirió negativamente y de manera contundente a las resoluciones de la Asociación de Productores de Películas Argentinas. No tan directa fue la crítica a los decretos impuestos por el gobierno, con los que intentaba conciliar de la mejor manera posible; aunque cabe destacar que una vez terminado el gobierno justicialista, se hizo evidente el desacuerdo. En una nota de 1955 se muestran esperanzados por la vuelta de “las prácticas liberales” que corregirán el rumbo, para que “(d)espués de una década anómala el país retom(e) el camino de la justicia” (Nª 681)

Los últimos números que se pueden consultar, son de la década del sesenta. En ellos se puede observar el mismo tipo de información que tradicionalmente brindó la revista, pero se percibe cierto deterioro en su calidad. Tal vez, como consecuencia del desgaste propio de tantos años de publicación, o relacionado con el panorama no demasiado alentador que presentaba la industria.


ficha técnica

Director Antonio Ibarrondo (1966)
Editorial La Rosa / Antonio Ibarrondo (Desde 1949)
Domicilio Florida 32 / Ayacucho 380 (1942) / Ayacucho 281 (1949)
Nº de Prop. Int. 236.921 (1947) / 307.971 (1949) / 615.801 (1959) / 893.128 (1966)
Formato 22 cm. × 31 cm. / 28 cm. × 39 cm. Tapa color con fotografía. Interior blanco y negro
Secciones Fijas Repartos y sinopsis, Informaciones breves, Referencia mensual de estrenos, Al pasar, Visto y oído, Van y vienen
Columnistas Sin columnistas fijos
Auspiciantes Sociedad General Cinematográfica, Federico Valle, Max Glucksmann, Splendid New York Film Exchange, La Zincográfica, Cinematografica Icas, Cinematográfica Sudamericana, Rapid Film, Universal Pictures, Huberto Rojas, American Film, Establecimiento Gráfico Argentino, Casa Macchi, Grandes Films, Antonio Manzanera, Capitol Film Company, Klang Film sonoro, AEG Compañía Argentina de electricidad, Victoria equipos de proyección, David Goldberg, Fox Film de la Argentina, Laboratorios Tecnofilm, Allied Artists de Argentina
Periodicidad Quincenal / Decenal
Años de publicación 1926-1966
Ubicación en repositorios BIBLIOTECA NACIONAL: 1926- 1927- 1928- 1929- 1930- 1933/ 1934- 1935- 1936-1937- 1938- 1939- 1940/ 1941/ 1942/ 1943/ 1944/ 1945/ 1946-1947/ 1948- 1949/ 1950/ 1951/ 1952 1953/ 1954/ 1955/ 1956/ 1957/ 1959/ 1960/ 1961/ 1962/ 1963/ 1964/ 1965/ 1966/ (638) (Relevamiento 2003)


Referencias

Spadaccini, Silvana(2003). Revista del exhibidor. En Kriger, Clara (dir.) Páginas de cine. Buenos Aires: Archivo General de la Nación (Pp. 151-154).

El texto original de esta entrada es una transcripción del artículo citado de Sapadaccini.